Un espectro recorre México…

…el de la falta de ética periodística, cívica, política. El de la falta de inteligencia.

Todos los que hemos visitado o vivido en la ciudad de México sabemos que tiene un problema vial muy serio. Ante la inexistencia de un sistema de transporte público eficiente y seguro (a pesar del milagroso funcionamiento del Metro), el DF es el reino del automóvil. Cuando las vías se saturaron, se construyeron más pisos y se abarataron los créditos para comprar autos nuevos. Las familias que pueden se acostumbraron a que cada quién tenga su auto. El automóvil es el hábitat de millones. Las banquetas, cuando las hay, parecen no ser para caminar: el peatón, en términos de infraestructura urbana, no existe (y si existe es como si no tuviera derechos humanos). A las élites de México les gusta andar en bicicleta en París, Londres, Berlin y Ámsterdam, pero no en el DF, donde es cosa de clases sociales y actividades económicas que ven con menosprecio.

Mientras, la ciudad es una olla de presión donde el vapor está lleno de toxinas. La promoción del uso de la bicicleta en la capital mexicana ha sido un triunfo ciudadano, que podría tener consecuencias muy positivas a corto y lejano plazo, si es que se acompaña de una gradual serie de transformaciones estructurales. Por lo pronto, la adopción de la bicicleta es una medida que cualquiera con una pizca de entendimiento vería como positiva. Conociendo las complejidades de la vida en el DF, no es cosa simplemente de agarrar la bici y ya, pero por algo se empieza.

Es en este contexto que Ángel Verdugo, que por razones desconocidas por mí cuenta con el privilegio de un espacio radiofónico y una audiencia masiva en 98.5 de FM, se permitió decir en la esfera mediática pública que «un fantasma recorre el Distrito Federal… los ciclistas». Verdugo procedió entonces a vociferar una diatriba donde pedía a sus escuchas (a quienes asume todos como automovilistas): «láncenles el vehículo de inmediato, no les den oportunidad de nada, aplástenlos para ver si así entienden…”

[Escuchen el audio completo aquí, cortesía de Bicitekas]

La violencia contra el ciclista no es una cuestión exclusiva del DF. En las grandes ciudades, incluso en aquellas donde existe una cultura ciclista muy arraigada, las relaciones entre automovilistas y ciclistas pueden ser difíciles. Sin embargo, las acciones de Verdugo, como lo señalaron con precisión los colegas de Chilango, «son inaceptables y nos avergüenzan como gremio».

Este es otro ejemplo más de cómo la ciudadanía mexicana está sujeta a un constante ataque por parte de los medios masivos de comunicación, donde parece no haber ley o estándar alguno que les obligue ya no a la corrección política, tan fácil presa de la hipocresía, sino al periodismo ético.

Urge promover, practicar y proteger una cultura de ética periodística donde este tipo de llamados a la violencia, simbólica y literal, sean documentados, discutidos y castigados cuando así sea necesario. Me encantaría, por ejemplo, ver que el Observatorio de Medios de la Universidad Iberoamericana analizara y denunciara éste y otros casos similares.

En una democracia efectiva, donde se valore el impacto de los mensajes mediáticos en el bienestar de la población, este tipo de llamados a la violencia e intolerancia podrían llegar a ser sujeto no sólo de advertencia sino de persecución judicial. La libertad de expresión es una cosa. El abusar de los espacios mediáticos para provocar polarización y tensión social es otra. Y no lo decimos de broma.

Actualización: el periódico El Universal reporta que

La estación de radio Reporte 98.5, a través de su cuenta de Twitter, informó que el «Comité de Ética de Grupo Imagen Multimedia decidió  suspender de forma indefinida la participación de Ángel Verdugo», luego de los comentarios que realizó sobre que los ciclistas en la ciudad son «una plaga» por lo que llamó a los automovilistas a «aplastarlos».